domingo, 24 de julio de 2011

PARALELISMOS EXAGERADOS


Ilustración de Gallardo 


Ya hace mucho tiempo que me gusta leer o ver en internet entrevistas a periodistas a los que admiro o de los que me gusta su trabajo. Algo paradójico y hasta contradictorio; será que echo de menos programas de entrevistas largas a personajes que tengan algo más que contar que lo horrible que puede llegar a ser una vida mediocre que venden al mejor postor.
Todos ellos, los periodistas a los que entrevistan, coinciden en un momento en todas las entrevistas. Ese momento es cuando el entrevistador, sea cual sea, le pregunta por cómo ve en la actualidad el periodismo, o la labor de periodista o el momento que vive la prensa a nivel general. La respuesta se torna similar. Coinciden en que el problema de la prensa a nivel mundial, y aquí no se salva casi ningún tipo de periodismo (sociedad, política, económica, deportiva…) es el hecho de que han entrado en juego grandes corporaciones, empresas que no son meros jugadores sino que marcan poco a poco las reglas del juego.
No es que sea una temerosa del mercado pero desde luego estoy  muy  lejos de pensar que es el dios salvador que tantos veneran en este siglo. También sé los riesgos que implica que sea el sector público el que ofrezca cierto tipo de servicios pero espero que exista en la mente de algún pensador con influencia política un término medio. Lo que intento expresar es que teniendo en cuenta la importantísima labor que en sociedades democráticas ejerce la prensa  como es posible que esté de rodillas ante intereses económicos. Si necesitan una ley (orgánica ni más ni menos) que proteja su función y asegure su libertad ante posibles presiones gubernamentales, ley que todos entendemos, pues la prensa y el periodista han de ser libre para formar opinión pública, columna vertebral en una sociedad democrática, cómo es posible que estén vendidos a grandes holdings. Esto obviamente  me viene a la cabeza cada vez que leo un nuevo capítulo de la gran historia de Murdoch. Pero exagerando un poco voy más allá… Qué pasará el día en que entreguemos también la sanidad o la educación a corporaciones privadas que sólo buscan beneficios económicos. Si, como ocurre con la prensa, un magnate que vive y se enriquece fuera de nuestras fronteras fuese el que poseyera y administrase la sanidad sin control y sin pensar en lo importante que es para una sociedad ésta. Es exagerado comparar ambas, sanidad y prensa libre de calidad, pero a mi parecer ambas son importantes para una sociedad sana y madura, capaz de superar el embrollo en el que otros nos han metido y volverán a meternos. 
No hace mucho asistí, obligada, a una conferencia de un hombre muy relacionado con la administración sanitaria. Con toda esa burocracia que conlleva el hecho imprescindible de administrar salud. Estaba preocupado por el futuro de nuestro sistema. Le asustaba que algo que ya está pasando en ciertos casos se convierta en la tónica general. Se refería al hecho de que compañías de seguros españolas se están deshaciendo de sus hospitales para venderlos a grandes grupos árabes o americanos, quedando ellas como meras gestoras o intermediarias. Estos hospitales en esa nuevas manos ofrecerían cirugías menores de calidad y adornadas con toda la pompa con la que el mercado sabe adornar para vender sus productos, pero se negarían a ofertar servicios vitales, más feos y menos rentables: oncología, cardiología y similares. Los pacientes que necesitasen de esos poco rentables servicios son derivados a nuestros hospitales públicos. Esto, de momento, porque qué pasará cuando ya no quede ninguno.  ¿Llegará ese día? Quizás pensar en un país sin hospitales públicos, sin educación pública y sin prensa libre sea  demasiado. Sí, es exagerado.

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