Ayer por la noche cuando volvía a casa conduciendo tenía una sensación de felicidad que me hacía canturrear las canciones que sonaban en la radio, fueran cuales fueran. La causa es que había pasado una tarde llena de buen humor, risas y acompañada por muy buena gente, estimulando mi creatividad de una forma lúdica y nada sesuda.
Ha sido la primera vez que me apuntaba a un taller de este tipo en la Biblioteca Pública de Badajoz, y pese a no haber asistido todo lo que me gustaría la realidad es que ha sido un buenísima decisión. Lo cierto es que lo que he sacado de esta experiencia supera con creces lo que esperaba. Además de haber descubierto numerosas cosas sobre la región, haber conocido a personajes decisivos y claves, con vidas apasionantes y coraje y valía admirables, además de todo eso, he conocido a gente con la que es un placer compartir el tiempo.
Siempre me ha fascinado ese elemento secreto que crea a un ambiente agradable entre personas completamente ajenas que casi por arte de magia coinciden en el tiempo y en el espacio surgiendo química a pesar de las aparentes diferencias. Esa es una de las cosas que más feliz me hace en este mundo. A veces creo que así como nos enseñan que el ser humano es un ser social yo debo de ser una especie de mujer “supersocial”. Si algo sé que necesito es relacionarme con gente con la que pueda aprender, compartir, debatir. Me gusta leer, ver películas, escuchar música y engancharme a series; pero tanto como me gusta esto me gusta hablar de eso que leo, escucho o veo con otras personas. Y la realidad es que no me “sirve” cualquier tipo de gente para este propósito mío, para esto necesito gente inquieta, inteligente, con ganas de hacer y de ver, gente con una buena conversación, con amplitud de miras, con tolerancia.
Estos lujos que no cuestan dinero, pero son imposibles de comprar, valen mucho y no son fáciles de encontrar. Por eso esa magia que a veces experimentamos hace que que tomes algo de distancia y veas todo lo que la vida puede darte por sorpresa y casi sin buscarlo. Esas tardes que te llenan de alegría, de buen humor y que te recuerdan lo mucho que quieres tu vida. Porque al final del día piensas, tengo una vida, y es buena.
CANCIÓN A LIFE THAT´S GOOD, Nashville sertie tv ABC -traducción personal y nada profesional-
Sentada aquí esta noche,
a la luz de la hoguera,
me recuerda que ya he tenido
más de lo que debería.
No necesito fama,
ni que nadie sepa mi nombre,
al final del día,señor rezo,
tengo una vida que es buena.
Dos brazos alrededor de mí,
el cielo para varar
y una familia que siempre me llama al hogar.
Cuatro ruedas para llegar hasta allí,
suficiente amor para compartir
y una dulce,dulce,dulce canción.
Al final del día, señor rezo,
tengo una vida que es buena.Aquí una versión larga de esta dulce,dulce,dulce canción.
http://www.youtube.com/watch?v=3ml4jzQHpxE
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