Septiembre. Tardo en escribir de ti porque me irritas, me molestas y hasta me haces daño. Porque septiembre con el paso de los años deja de ser ese mes de nuevos horizontes para convertirse en el verdadero jarro de agua fría del año. Ese que te recuerda todo lo que ibas a lograr dos o tres "septiembres" atrás y no has alcanzado. Te muestra sin optimismos ni filtros de Instagram donde estás exactamente, donde has llegado de verdad y de donde no te has movido. Porque septiembre no perdona las perezas del pasado y solo deja pasar a los que han triunfado en los cánones de los magazines televisivos (sí, solo
esos triunfadores) Y con septiembre el riesgo de exclusión social es tan elevado que visión positiva de su llegada se me hace imposible.
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