miércoles, 6 de noviembre de 2013

Y de repente una escena.



Una tarde cualquiera te encuentras con una película sin pretensiones que te emociona y consigue eso que se expresa con esa frase hecha ya tan manida: dibujarte una sonrisa. Y de repente una escena.

Un coche. Dos jóvenes en su interior. Lluvia y una canción que comienza a sonar  poco a poco. Empieza bajito y compás a compás va ascendiendo. A veces no se necesita más para que el cine despliegue esa magia genuina que lo caracteriza. Y se basta con una interpretación correcta, los cuidadosos planos adecuados, unos ojos que se emocionan de verdad. Y la canción, por supuesto, la canción. 

Todo eso que encanta del cine, que encandila, que te conmueve. No sólo los clásicos son los que guardan el monopolio de la grandeza del cine. A veces cualquier joya inesperada puede alegrarte el día. 







1 comentario:

  1. É certo que doe, cando sabes que vai doer. É certo que doe cando hai dúbida. É certo que doe...

    Para min a escena da praia é A ESCENA. Ese momento no que se derruban mitos e todo o decorado que che rodeaba cae polos catro costados se desmorona e che permite ver máis alá. Un momento para sentirte perdido e libre. Perdido por nada é o que ela pensaba e libre porque pode deixar de odiar. Tamén é un momento de soidade xa que non pode confiar en ninguén. Por todo iso para min é A ESCENA.

    ResponderEliminar