martes, 1 de julio de 2014

Bendito teléfono.

Lo importante que es el teléfono es algo que va más allá de la actual adicción a los smartphones que sufre prácticamente todo el mundo de mi generación en adelante. Lo que supuso para mí la llamada de casi 90 minutos que he experimentado esta semana es algo difícil de explicar. Desde luego es una sensación extraordinaria, y eso nadie puede rebatirlo. Pues si algo extraño en esta pequeña porción mía del mundo y de la historia son las conversaciones como las que tenía contigo, contigo y también con ellas. Porque es difícil encontrar esa conexión (horrible y gastada palabra que no sé cómo sustituir) que une a dos personas tan tan diferentes, con puntos de vista tan dispares, con filosofías de vida casi opuestas y que confluyen en un argumento claro y sencillo: Ith es una mala decisión.
Si algo nos une es sin duda lo mucho que nos gusta amar, y a veces lo mucho que nos divierte odiar. Y si algo tengo claro es que nos gusta querernos. Igual que nos gusta "reñirnos" pues nadie mejor que tú me ha llamado al orden y me ha puesto los pies en el suelo. Qué bien se nos da hablar, ¿no crees. Parece sencillo, pero no verse durante meses y levantar el auricular sin presentaciones, sin saludos de cortesía y palabras de rigor no es lo común. Descolgar el teléfono y empezar a hablar como si esa mañana hubiésemos ido juntas al gimnasio, o como si acabase de dejarte en casa con mi coche, o como si justo ayer hubiésemos tomado un café de dos horas en esos, ya pocos, días/tardes libres. Lo normal, lo vulgar, hubiese sido hablar un rato de convencionalismos. De cómo estás tú, tus padres, tu hermana, tu novio, tu perro, tu gato... No. No hace falta. Nosotras podemos dedicarnos a nosotras por esa magia, ese milagro que es el ser amigas. Ah, esa palabra que escucho y leo por toda red social... esa "persona especial" que tanto leo en felicitaciones y estados. ¡Por Dios! Nunca creí que tanta gente especial andaba por ahí suelta en la red, como si tal cosa. Pues más allá de todo eso está el milagro. Porque cada día me convenzo más de lo difícil que es encontrar una amiga. Yo tengo algunas. Te tengo a ti. Así que parafraseando a tu amor de juventud (compartes pasado con J.Lo, amiga) 800 kilómetros, diez meses sin vernos... Y qué mas da, si te tengo a ti.

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