domingo, 5 de enero de 2014

2014

"No hay día en el que no podamos pasar al menos unos instantes en el paraíso" -Borges.




La realidad es que la felicidad del año pasado se ha ido presentando poco a poco y quizás sea la expectación de todos los principios de años lo que nos hace creer que el año pasado es mejor dejarlo estar, pero las lecciones aprendidas no son lo único bueno que puedes sacar en balde. El 2013, cuando le hemos dejado, nos ha regalado obras mayúsculas.Algunas nuevas, otras ya escritas o realizadas hace años, pero que el azar  ha querido que este año finiquitado las hayamos descubierto y disfrutado. Muchas veces sólo nosotros somos responsables del placer o del tedio sufrido. Otras, es la horrible realidad la que nos aleja de la felicidad, pero sólo con la cultura nos podemos reconciliar con ambos mundos: el más hedonista y el más verdaderamente cruel.



El año pasado me comencé a reconciliar con la creatividad, la imaginación, la cultura y la vida que llevé un tiempo y que tras un 2012 en el que estuve perdida, hallada y ubicándome, ha vuelto a darme la satisfacción habitual que me proporcionan las cosas bien escritas, bien rodadas, bien cantadas. Todo este control de calidad es absolutamente subjetivo, por supuesto, no quiero decir que mi gusto personal sea sinónimo de obra maestra, pero es que todos caemos en la trampa del vacío mental, y a veces nos vemos sumergidos en más que ocio o entretenimiento en puro baratismo y "zapeo" aburrido, en mi caso, víctima del pecado capital que adolezco desde mi infancia: la pereza. Existen temporadas en las que no sé porqué me abandono por completo a la desidia y sin saber cómo, cuándo salgo del bucle y vuelvo en mí, me doy cuenta de que lo que realmente satisface es el trabajo bien hecho (en este caso, el de otros). Si pasaba una semana sin leer una página de un libro, sin escribir nada en mi libreta, sin indagar en internet sobre algo nuevo que leído o escuchado, es una semana indudablemente mala. Una semana de vacío. Sin embargo de repente brotaba la necesidad imperiosa de ver equis película o incluso ver un programa determinado que acaba siendo detonante de un sinfín de nuevas actividades, que son las que a lo largo del día me han brindado ese momento en el paraíso del que habla Borges. Así que mi “propósito” de 2014 será pasar todos los días un instante en el paraíso, y si un día por lo que sea no lo he podido hacer, el siguiente pasaré dos. Feliz año nuevo a quién seas, y por qué no, a mi misma.
P.D.:las fotos son de mis películas, libros y discos favoritos del año. No es una lista, son los primeros que me han venido a la cabeza al pensar en qué es lo que he visto, escuchado y leído este 2013 que más me ha impacatado, encandilado, fascinado... Aquello que recomendaría a ciegas y que volvería a leer, ver y escuchar mil veces más.

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