jueves, 23 de enero de 2014

La habitación oscura de Isaac Rosa (Reseña 2)

Confrontando el título de la novela con el efecto que en mí ha causado se produce esa figura literaria, estudiada en el colegio, que he tenido que comprobar que era tal como la recordaba: oxímoron. Y es que sin duda la sensación de luz que arroja esta novela, a veces, en ciertos pasajes, me ha resultado cegadora. 



No es una novela que te guste leer o que te reconcilie con el ser humano. Ahonda en nuestro comportamiento más cercano en el tiempo, mete el dedo en la llaga, hace pupa. Si miramos un poco atrás, en una ligera reflexión, todos hemos estado inmersos en esa locura en la que, como dice el autor, nos sentíamos colocados en una escalera mecánica ascendente. Sólo había una dirección, un sentido: la subida. Todos pensábamos que nosotros no haríamos esto o aquello como nuestros padres, que sabríamos disfrutar de la vida y que, a diferencia de ellos, no nos íbamos a conformar con, por ejemplo, vacaciones en el pueblo familiar; nosotros viajaríamos, adquiriríamos un apartamento en la costa o alquilaríamos alguno en los meses clave. Tendríamos una casa mejor, nos gastaríamos más dinero en buenas firmas (porque la calidad no tiene precio), en grandes cenas, iríamos al teatro y al cine, saldríamos de copas todas las semanas gastándonos con ello lo que ahora, hoy, nos parece una barbaridad. Nadie pensaba lo absurdo de todo, lo vacío que estaba nuestro  mundo, era una burbuja y como tal no tenía nada dentro. 





Algunos nos sentíamos relativamente al margen, quizá por edad, la cresta de la ola a mí me pilló estudiando y no saboreé esas mieles de las que muchos hablan. Nosotros, los que estudiábamos antes del 2008, nos hemos encontrado sólo con los restos. Nosotros no hemos llegado a llevar ese tren de vida, pero sin duda lo teníamos en mente mientras estudiábamos. Pensábamos que al terminar de formarnos nuestra vida se subiría a esa escalera mecánica ascendente y empezaríamos a pagar como se debe por la calidad, en cenas, en ropa y en todo tipo de marcas. Todos viviríamos mejor que nuestros progenitores, era lo natural. Viajaríamos, tendríamos un loft, un ayudante con el que ser educado desde nuestra superior posición y el éxito nos llegaría para llevar así esa vida de yupi estereotipado a la que todos aspirábamos. 



De repente llegó el presente, nada es lo que creíamos, la realidad ha llegado y la luz alumbra lo que éramos entonces y lo que somos ahora. En esto la novela despliega su magnitud y empiezas a verte a ti en esa habitación oscura, te ves en la actualidad, vacío, resignado y ya sin esperanza. Aunque en algunos tramos la prosa de Isaac Rosa se torna repetitiva, como trama y como idea La habitación oscura me ha gustado y en parte,  ha cambiado mi visión sobre casi todo. La ha vuelto más luminosa. 

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